Le he dejado señor, 
le he abandonado 
en el naufragio que oscuro 
le roba la vida sorbo a sorbo 
sin compasión.

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Solo y desamparado 
le veo ahora divagar, 
en el mismo cementerio 
que jardín fuera tiempo atrás.

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Pero que más hago señor? 
si el corazón de pronto 
de él se me secó? 
y no hay aguas en el ancho mar, 
que por el le pudieran 
volver a hacer palpitar.

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No me juzgues luego señor, 
sabrás tu cuando me veas al final, 
que lo que hubo entre el y yo no murió, 
sino que él en su locura 
lo quiso matar.

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Jessica Carrasco Carrasco