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Te escondes
y me espías por los rincones,
sembrando en el aire
una inseguirdad imperante
que reblandece las piedras
y enrojece el cielo...
Simulas
que no hay nada importante,
entretanto tu cuerpo se deshace
en señales subrepticias
que envían mensajes
fáciles de descifrar...
Aparentas
que no me ves pasar,
solo para volver la vista atrás
tratando de atrapar
aquella mirada
que jamás recibirás...
Desapareces
cuando al llegar del día el final,
y yo me voy sabiendo
que mañana tu juego
sin reparo y sin recelo
volverás a iniciar...
Pero cuidado
que un día de estos,
de tanto querer jugar con fuego
ardiendo en un infierno
(ese que llevo dentro)
terminarás padeciendo
y pidiendo piedad.
Jessica Carrasco Carrasco
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