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Todo parece perpetuo
hasta que llega el final,
y las lluvias amargas
nos llueven las sienes,
mojando la ya inundada calamidad
nos enlodan,
nos atrapan, nos detienen...
Los caminos se dividen,
la vida se nos va
los sueños no permanecen
y se quieren escapar,
el alma desolada
se rompe una vez más,
quien hubiese dicho
que tan sólida torre
se iba a derrumbar...
Angustiada y vacía
camina mi humanidad
arrastrando las cadenas
que nunca quedaron atrás,
no encuentro razones
para querer atesorar
sumida en la confusión
me dejo llevar...
Mírame desde lejos
puedes acaso ver,
que algo aquí adentro
duele como cien
ese algo se me cuelga
de las carnes voraz
porque vino conmigo
y solo se irá el día
que me haya de marchar.
Jessica Carrasco Carrasco
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