Esperabas encontrar un mar, 
pero hayaste un río, 
y pudiendo beber de sus aguas claras, 
bañarte desnudo en sus entrañas, 
te sentarte a llorar por aquel mar 
en los roqueríos.

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Esperabas que saliera el sol, 
pero recibiste lluvia, 
y no entendiendo sus gotas livianas, 
que acariciaban tu cara, 
lloraste la miseria 
de padecer una vida injusta.

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Esperabas viajar por el mundo, 
conocer nuevos lugares, 
y olvidaste disfrutar de tu tierra 
con sus montañas con sus laderas 
con sus gentes y su valles.

Esperabas ser importante, 
sofisticado y audaz, 
y olvidaste que eras valioso 
simplemente por quien eras 
sin necesitar ser alguien más.

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Esperabas que apareciera un angel o un ada, 
una doncella dorada y sagrada, 
que aliviara tu dolor, 
en cambió aparecí yo, 
con mis carnes y mi terrenal color, 
y hoy lloras de desilusión.

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Jessica Carrasco Carrasco